Alto Perú es un barrio que tiene el privilegio de estar ubicado frente al mar y, por esto, la forma más natural de impulsar un cambio fue a través de la conexión con la naturaleza. Empezamos llevando a los niños del barrio a la playa a aprender a surfear, nuestra idea era encontrar un lugar de calma donde puedan ser ellos mismos y vincularse a través del deporte.
Con este video se dio a conocer el proyecto en Lima, generó mucho interés y empezamos a recibir donaciones de tablas y wetsuits. Además, en el barrio nacía el orgullo de ser parte de Alto Perú, un grupo de niños que a través del deporte buscaba salir adelante.
Alto Perú siempre fue colorido y festivo. Un día, mientras algunos amigos decoraban con murales casas abandonadas y la música de los moto taxis acompañaba a los jóvenes que se tiraban en skate las bajadas del barrio, surge la idea de hacer un festival cultural en el barrio. Unos meses después, celebramos el Primer Festival Alto Perú, un día para celebrar la identidad del barrio y empezar a conectarlo con la ciudad.
Luego de tres años y un festival, el arte ya era parte de la comunidad. Llegaron distintos amigos y amigas artistas, plasmaron su creatividad en las paredes del barrio y conocieron la riqueza de Alto Perú. Los vecinos y los artistas congeniaron rápidamente en una amistad que perdura hoy en día. Poco a poco ofrecimos más actividades respondiendo al pedido de muchos niños y niñas del barrio. Batucada, capoeira, arte, muaythai. ¡Cada vez más participantes, hombres y mujeres! Se empieza a respirar un cambio.
Aunque empezó un año antes, en el 2013 se consolidó. Un grupo de deportistas de élite visitaba el barrio semana a semana, era la selección nacional de este deporte. Y así empezó nuestra escuela Alto Perú Muaythai que desde ese entonces no ha parado y sigue creciendo. El muaythai le dio una gran solidez a nuestro trabajo, conectándonos con el aspecto más competitivo del deporte, como en el caso de Alexander Chávez quien ha sido dos veces Campeón Mundial, entre otros grandes logros.
Luego de tantos años de trabajo ininterrumpido ya nos habíamos ganado la confianza de la comunidad. Y en base a esa confianza es que llegaría el nuevo desafío: los vecinos nos pidieron ayudar a transformar físicamente algunos espacios públicos muy descuidados del barrio. Estos espacios ya habían cambiado en cuanto a las dinámicas que sucedían, el muaythai, que se entrenaba en las calles del barrio, fue fundamental para esto. Así nació el programa de urbanismo comunitario, con la intención de promover la cohesión social en comunidades a través de la recuperación de espacios públicos. Arquitectos, psicólogos y jóvenes deportistas se empezaron a integrar en una propuesta nueva.
Nuestra visión de usar el deporte para el desarrollo y la transformación de espacios públicos para impulsar la cohesión social generó lo que hoy llamamos Innovación Comunitaria, y un proyecto que representa muy bien esta propuesta es el Centro de Alto Rendimiento que construimos con el apoyo de Nike. La construcción fue hecha con los jóvenes deportistas de la comunidad, quienes ahora lo usan y administran. Se trata de un espacio saludable, seguro y que reúne a niños y jóvenes para practicar deporte principalmente.