The sea and the neighbourhood belongs to them
Perú tiene la segunda tasa más alta en denuncias de violación sexual en América Latina y el 70 por ciento de las víctimas son menores de 17 años, según los Centros de Emergencia Mujer (CEM, 2015).
Por si esto fuera poco, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), cada día cuatro niñas entre 11 y 14 años de edad salen embarazadas. Esta es la realidad de nuestro país y por eso tenemos el deber de hacer algo, cada uno desde sus posibilidades. Para nosotros siempre fue un poco difícil que las niñas del Alto Perú bajen a surfear o entrenen muaythai. Ya sea porque no las dejaban ir a la playa o estar en la calle -el espacio público en Alto Perú, como en muchos otros lugares “es de los hombres”-, o porque las niñas no querían estar con los niños, o simplemente porque les daba miedo meterse en las profundidades del océano. Sea cual sea la razón, siempre supimos de la importancia de integrar a más niñas en nuestras actividades, ya sea jugando o haciendo deporte: la participación de las niñas y/o mujeres a cualquier nivel de acción es crucial y necesaria.
¿Qué está a nuestro alcance y es viable para nosotros? Promover la participación de las niñas en todas nuestras actividades; asegurar que sea posible para ellas participar, defender su derecho a jugar y que tengan las mismas libertades que los niños. Buscamos fortalecer la percepción que tienen de ellas mismas y de sus capacidades y, simultáneamente, asegurar que ellas son percibidas por la comunidad y sus pares como igual de capaces, fuertes y libres.
Este verano empezamos las clases de surf solo para niñas (consideramos que es importante trabajar con ellas solas, por separado, es más fácil que compartan y se desenvuelvan libremente y esto ayuda el vínculo y el impacto de las actividades). Los lunes y miércoles por las mañanas hemos estado bajando con un grupo que empezó siendo de ocho niñas el primer día. El segundo día ya eran once. La segunda semana acabó con catorce niñas y hoy son más de diecisiete pequeñas del barrio que no se pierden una. Estas clases son lideradas por un equipo 90% femenino, empiezan con clases de Yoga y algunas dinámicas lúdicas.
Un grupo aprende a nadar mientras las más avanzadas ya están surfeando sus primeras olas al fondo del mar. Todas se divierten, comparten sus logros y enfrentan nuevos desafíos cada día. Nosotros, o mejor dicho, nosotras, acompañamos su aprendizaje día a día, festejamos sus pequeñas victorias y estamos listas para empezar a incluir diferentes aristas que aborden el enfoque de género en Alto Perú.
Por otro lado, estamos muy felices de contar con cuatro peleadoras en nuestro equipo competitivo de muaythai, quienes además de ser un ejemplo para las niñas más pequeñas y motivar a más chicas a iniciarse en este deporte, están representando a Alto Perú de la mejor forma: Merenly Fernández y Johaira Aldazabal salieron Campeonas Nacionales en el 2017, Selene Fernández obtuvo el segundo puesto a nivel nacional y la pequeña Tatiana Mora está alistándose para ir al Campeonato Mundial Juvenil de muaythai Tailandia 2018.
Así hacemos barrio y le hacemos frente a la desigualdad que vemos tan presente en nuestra sociedad, usando el deporte y el juego para promover la participación de todos y todas por igual.