Historia Alto Perú

Alto Perú empezó siendo una escuela de surf gratuita para niños y niñas que viven en un contexto de riesgo social. Diego Villarán, tras el pedido de varios niños que lo veían con tablas de surf, decidió llevarlos a compartir este maravilloso deporte. Un tiempo después, Matías Ballón se uniría para sumar esfuerzos. Con el paso del tiempo, se empezaron a ofrecer otras actividades como batucada, arte, música, baile. Todas fueron muy bien recibidas, y muchas de ellas siguen sucediendo hasta el día de hoy como talleres eventuales facilitados por organizaciones aliadas.

Siempre tuvimos como foco crear espacios saludables, donde los niños y niñas puedan jugar y desarrollar habilidades como la confianza y la empatía, mientras interactúan con adultos empáticos que los motivan a ser mejores personas. En este proceso de ofrecer distintas actividades hubo dos variables determinantes: cuánto enganchaba la actividad en sí misma con el interés de los niños, y cuánto conectamos los adultos y los niños con los “profes”, sus valores y su forma de desenvolverse.

Así llegó el Muaythai, de la mano de Víctor Ccanto, quien vino con toda la Selección Nacional de este deporte para dar clases gratuitas en “la placita” de Alto Perú. Lo que empezó como un taller más, se convirtió en una escuela de muaythai rápidamente.

Teniendo una escuela de surf y una de muaythai, confirmamos desde distintas perspectivas el poder del deporte para facilitar cambios importantes en las personas, específicamente en los niños. De esta forma, consolidamos el programa de deporte para el desarrollo.

El uso constante de “la placita” animó a los vecinos a buscar mejorarla. Si bien ya era muy usada por los niños y niñas, no solo por las clases de muaythai, el espacio colindaba con un basural en el medio del barrio. Nosotros ya teníamos más de 7 años trabajando en el barrio a través del deporte, por lo que los vecinos y vecinas confiaban en nuestro trabajo. En base a esa confianza, nos pidieron que los ayudemos a transformar y mejorar este espacio público tan importante en la comunidad. 

Nuestra experiencia activando el espacio público estaba más vinculada al Festival Cultural Alto Perú, evento que organizamos cinco veces, poniéndonos como objetivo que el barrio de Alto Perú se conecte a la ciudad, abra sus puertas ofreciendo actividades culturales durante un día. Que los vecinos sean anfitriones orgullosos, que gente de otros barrios pueda conocer un barrio tan hermoso como el nuestro, que todos bailemos y juguemos en el espacio público sin miedos, que todos compartamos. Pero el festival, era algo que duraba un periodo limitado de tiempo, y el pedido de mejorar la placita implicaba superar otros retos.

Carlos Javier Vega, arquitecto que además contaba con experiencia en procesos artísticos en el espacio público, ya vivía en el barrio hacía un par de años y, orgánicamente, se sumó al equipo para resolver este nuevo desafío que posteriormente nos llevó a descubrir cuán importante es articular a los vecinos para recuperar espacios públicos de manera comunitaria. De esta manera empezamos con este nuevo programa que denominamos urbanismo comunitario. 

Una vez transformada la placita del barrio con los vecinos, decidimos ofrecer actividades para los más pequeños de la comunidad en este nuevo espacio para darle vida. Bebés y sus cuidadoras empezaron a interactuar en sesiones de juego libre facilitadas por Beatriz Oré, quien se integró al equipo en ese entonces, hace cerca de cuatro años. Con Bea llegaron más personas al equipo, principalmente psicólogos/as, y Alto Perú se fue convirtiendo en el equipo robusto y multidisciplinario que tenemos hoy. 

Así, Alto Perú empezó con un grupo de niños que querían surfear. Luego otros niños buscando más actividades, se sumaron vecinos y un pedido para mejorar su barrio, y respondiendo a estos pedidos se fue armando un grupo humano enfocado en hacer las cosas bien, con un propósito claro y el máximo compromiso. Esto nos ha llevado a facilitar procesos de cambio en otros barrios, con actores del sector público y privado, usando diferentes metodologías y aproximaciones, pero siempre enfocados en promover el desarrollo.